Las estadísticas dicen que los adultos, de media, nos resfriamos entre dos y tres veces al año. Si estudiamos la incidencia en los niños menores de dos años vemos que es mucho más frecuente, llegando a alcanzar unas seis veces al año. Los síntomas duran entre una semana y 10 días, aunque en ocasiones se prolongan más, y los más frecuentes son tos, congestión nasal, malestar general, etc… Aunque no es una enfermedad grave, el resfriado puede reducir mucho la autonomía de la persona que lo padece y, por tanto, influir sobre su capacidad de trabajar, conducir o realizar otras tareas
En general, el resfriado común, al igual que la gripe, está causado por virus, por lo que tomar antibióticos es innecesario. Así el tratamiento se ha de basar en aliviar los síntomas. Muchas personas evitan tomar medicamentos de síntesis para hacerlo y optan por buscar soluciones en la medicina natural.
Uno de los remedios naturales más clásicos es la miel, un alimento habitual en nuestra alimentación. Pero ¿Es realmente efectiva la miel en casos de resfriado?
La máxima Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no halló pruebas que sustentaran los múltiples beneficios que se atribuyen a la miel. Más tarde, un estudio publicado en la revista Pediatrics sugirió que la miel podría mejorar la tos de los niños con infecciones respiratorias del tracto superior. Sin embargo, dicho estudio recibió muchas críticas por falta de rigor científico en el diseño del estudio. Existe otra reciente revisión científica sobre esta cuestión que se publicó en diciembre de 2014 en la revista The Cochrane. Según esta revisión, ningún estudio, incluido el de la revista Pediatrics, aporta pruebas sólidas a favor de la utilización de la miel como terapia para la tos.
Pero es bien verdad, y muchos lo hemos experimentado, que tomar un vaso de leche caliente con miel, antes de acostarse, nos reconforta y ayuda a descansar mejor cuando estamos resfriados. Se sabe con certeza que la leche contiene triptófano, un aminoácido que induce naturalmente el sueño, y la toma de este líquido caliente nos proporciona un efecto calmante y muy relajante.
La miel es conocida por su riqueza nutricional tanto en vitaminas (A, C, D, B1, B2, B3, B5 y B6) como en minerales (potasio, cobre, magnesio, hierro, fósforo, calcio, azufre, manganeso, yodo y sodio), pero también aporta interesantes cantidades de ácidos grasos esenciales omega3. Y estos ácidos son los que parece ser que nos ayudan a descansar mejor y a reducir la sensación de cansancio, tanto mental como físico. Además, hay otras teoría, que dicen que la miel, por su riqueza en azúcares, hace aumentar de forma completamente natural los niveles de insulina de nuestro organismo y también se serotonina (hormona que mejora nuestro estado de ánimo y además nos relaja).
Por todo ello, y además porque está muy buena, nuestro consejo es que podemos aliviar esos resfriados tomando un vaso de leche calentito con una cucharadita de miel antes de acostarnos… pero cuidado! Sin pasarnos que este remedio natural tiene las mismas caloría que el azúcar….