Cuando hablamos de hábitos saludables y de la necesidad de protegernos del sol, siempre pensamos en la piel. Efectivamente, la piel es una de nuestras partes del cuerpo más expuesta a la exposición solar y debemos extremar las precauciones. Sin embargo, no debemos olvidarnos del cabello. La luz del sol, o más específicamente los rayos UV de la luz solar, actúan sobre el cabello igual que en la piel; afectando a su color color y textura.
Los rayos ultravioleta (UV) presentes en la luz solar blanquean los pigmentos del cabello, ya sea un cabello natural o coloreado. Esto es debido a que destruyen los pigmentos y por ello el pelo se vuelve mucho más claro. En general, este no es sólo el problema, sino que el cabello se torna menos brillante y con aspecto más apagado.
Además, la queratina, constituyente principal del cabello, también se afecta y el cabello pierde textura y se vuelve más quebradizo.
Y qué pasa con la caída del cabello en otoño, después del verano. ¿Se trata de un mito? ¿O es una realidad?. Aunque existen discrepancias entre los dermatólogos, podemos afirmar que la caída del cabello durante el otoño se hace más evidente, sobre todo en mujeres, y explicamos por qué. El aumento de la temperatura estival acelera el crecimiento del cabello, en concreto la fase anágena, por ello, aproximadamente dos meses después de las altas temperaturas, se produce un aumento de la caída de cabello bastante evidente. En general, en la mayoría de las ocasiones, el cabello se recupera sin problema con los cuidados adecuados. Pero además del exceso de temperatura, durante el verano el cabello se expone más a la humedad y al cloro, y sobre todo en cabellos teñidos, con mechas o que abusan de las planchas y el secador, es frecuente que se desprendan con más facilidad.
Ahora ya lo sabemos, es frecuente que la caída de las hojas en otoño vaya acompañada de una mayor caída de nuestro cabello. Para mitigar el problema, podemos recurrir a plantas medicinales o complementos nutricionales de origen natural que nos van a ayudar. Hoy, en concreto, quiero hablar de la levadura de cerveza. Se trata de un hongo microscópico que se encuentra en estado natural en la piel de determinadas frutas y en el mosto de la cerveza. Fue Louis Pasteur en 1859 quien descubrió que la levadura de cerveza se alimenta de los azúcares del almidón de la harina produciendo dióxido de carbono, un gas que al dilatar las proteínas del gluten de la harina, hace aumentar el volumen de la masa.
La levadura de cerveza es muy utilizada en dietética por su riqueza en vitamina B, sales minerales y aminoácidos. Por ello, su suplementación en la alimentación resulta de interés para la piel, los cabellos frágiles y las uñas quebradizas, así como en caso de cansancio. Puedes encontrar preparados en cápsulas en las farmacias, dosificados para ayudar a recuperar el cabello después del verano.
Además, podemos utilizar cosméticos que aplicados sobre el cabello, nos ayuden a recuperar el balance de humedad adecuado. Existen acondicionadores o mascarillas específicos para el sol. Además, recuerda que también puedes aplicar un protector solar ….y, por supuesto, no olvidar el método más efectivo y tradicional: el clásico sombrero de playa… A seguir disfrutando del verano!
MEDICINA NATURAL 